9/12/08

El camellero y el adivino


El camellero no era guerrero, y ya había consultado algunos adivinos. Muchos habían dicho cosas ciertas, otros habían dicho cosas equivocadas. Hasta que uno de ellos, el más anciano, preguntó por qué el camellero estaba tan interesado en saber su futuro.
-Para que pudiese hacer las cosas -respondió el camellero-. Y cambiar lo que no me gustaría que sucediese.
-Entonces dejará de ser tu futuro -repuso el adivino.
-Tal vez, entonces, quiero saber el futuro para prepararme para las cosas que vinieren.
-Si fuesen cosas buenas, será una agradable sorpresa -dijo el adivino-. Si fuesen cosas malas, estarás padeciendo mucho antes de que acontezcan.
-Quiero saber el futuro porque soy un hmobre -dijo el camellero-. Y los hombres viven en función de su futuro.
el adivino guardó silencio unos instantes. El era especialista en el juego de varitas, que se echaban al suelo y se interpretaban según el modo como caían. Aquel día no jugó a las varitas. Envolviólas en el pañuelo y las volvió a guardar en el bolsillo.
-me gano la vida adivinando el futuro de las personas -dijo-. Conozco la ciencia de las varitas y sé cómo utilizarla para penetrar en este espacio donde todo está escrito. Allí puedo leer el pasado, descubrir lo que ya fue olvidado y entender las señales del presente.
>>Cuando las personas me consultan, no estoy leyendo el futuro, estoy adivinando el futuro. Porque el futuro pertenece a Dios, y él sólo lo revela en circunstancias extraordinarias. ¿Y cómo consigo adivinar el futuro? Por las señales del presente. En el presente es donde está el secreto; si quieres prestar atención al presente, podrás mejorarlo. Y si mejoras el presente, lo que sucederá después también será mejor. Olvídate del futuro y vive cada día de tu vida en las enseñanzas de la Ley y en la confianza de que Dios cuida de sus hijos.

27/11/08

Pinkville o la vergüenza de Vietnam


Una mañana como otras en la beca. Mucho curro por momentos y momentos también de descanso. En uno de esos intervalos, Vicente, el gran Vicente, me ha descubierto uno de esos hechos que hace que tengamos asco a las guerras, a la injusticia, a que el poderoso abuse del débil e indefenso. Jon sistiaga, magnífico reportero de guerra escribió hace algunos años el libro "Ninguna guerra se parece a otra". Con lo visto hoy, he de decir que no estoy de acuerdo con ese título. Si algo tienen las guerras son muertes, sangre inocente, irracionalidad, lucha entre hermanos y amigos. Y también hechos que hacen que se te revuelvan las entrañas. El exterminio judío en la II Guerra Mundial, las purgas de Stalin, las fosas comunes (tan de moda actualmente) de la Guerra Civil, el genocidio de Rwanda... Vietnam no se puede librar de esto. Seguramente habrá muchos, pero hay uno que destaca: Pinkville o la matanza de My Lay.
Corría el mes de marzo de 1968. Es curioso ver que únicamente dos meses después se produciría el nostálgico Mayo del 68. Sin embargo, las cosas eran muy diferentes en Vietnam. Se encontraban sumidos en una guerra absurda (aunque cual no lo se). El ejército americano hacía y deshacía como quería.
Una mañana, la región de Son My se desperezaba entre los cantos de pájaros en la jungla y la humedad de los arrozales. En esa zona únicamente vivían campesinos con sus familias, gente que parecía estar alejada de la crueldad de la guerra, refugiada en su remanso de relativa paz y tranquilidad. Sin embargo no contaban con que el teniente William Laws Calley había puesto sus ojos sobre esa zona.
El teniente Calley resultó ser un oficial "poco preparado" en palabras del propio ejército americano. De hecho, ni siquiera sabía interpretar un mapa. En aquellos años, los oficiales en Vietnam subían en el escalafón dependiendo de la cantidad de vietcongs que consiguiesen abatir (hay que decir que cada unidad militar fijaba a su antojo quién pertenecía al vietcong y por lo tanto era un enemigo y quién no). Calley no consiguió arrestar a ninguno. De hecho, sus batidas por la selva eran oídas a kilómetros de distancia. Ante esto, decidió actuar sobre inocentes para aumentar su "indicador" (así era como se designaban los presos o muertos del vietcong) matando, violando, descuartizando y mil barbaridades más a la gente de Son My. Lo que se puede leer sobre las atrocidades que cometieron hace difícil creer que algo así salga de la mente de una persona. Más bien de una bestia, un demonio. Mujeres violadas posteriormente disparadas en su vagina; gente apilada en una acequia y posteriormente ejecutadas a sangre fría; a aquellos que sobrevivieron, entre ellos un niño de dos años que salió gateando del montón de gente asesinada, los remataban con sus bayonetas; a un hombre lo tiraron a un pozo y posteriormente tiraron una granada dentro de él. El hombre tuvo que decidir su destino, morir ahogado o asesinado por una bomba.
La masacre duró cuatro horas. Todo para encontrar 3 armas... La justificación de Calley estaba a la altura de su preparación: "Luchábamos contra un enemigo intangible, el comunismo. A mi me ordenaron que lo eliminase, y eso hice".
Se evitó por todos los medios que el suceso de My Lay no saltase a la luz, pero un ex-fotógrafo del ejército presente durante la matanza, Ronald L. Haeberle, entregó unas fotos al diario Cleveland Plain Dealer (como anécdota decir que Collin Powell, el que fuera Secretario de Estado con Bush, estuvo involucrado en esta ocultación de información).
Las cifras "oficiales" del ejército hablaban de 90 muertos no civiles del vietcong. Sin embargo se estima que entre 400 y 500 personas dejaron de vivir aquel fatídico día únicamente por el deseo de un militar de querer ascender de grado. Como es de suponer, fue juzgado pero puesto rápidamente en libertad.
Por todo esto es por lo que no estoy de acuerdo con el título del libro de Jon Sistiaga. Todas las guerras se parecen entre sí, todas tienen su My Lay particular.

26/11/08

Rico sol de invierno...


Y entonces me desperté por la mañana, aunque técnicamente todavía era de noche. El sonido del despertador me sacó de mis pocas horas de sueño de un golpe. El frío del suelo bajo mis pies hizo que fuese corriendo a la ducha, puede que me ayudase a entrar en calor y a despejarme un poco. Cuando terminé ,tuve que quitar el vaho del espejo para poder ver mi cara reflejada en él. A pesar de la ducha, las marcas de haber dormido poco tiempo seguían apareciendo en mi cara. Desayuno rápido y preparar mis cosas todavía más rápido aún. La mañana se presentaba estresante y algo apagada. Pero en ese corto espacio de tiempo, como si en realidad hubiesen pasado horas, algo ocurrió que hizo que cambiase mi opinión. En cuanto pisé la calle, el sol me inundó por completo. No sé por qué, pero era justo lo que necesitaba. Fue como un golpe que activó cada célula de mi cuerpo. Y bajo ese rico sol de invierno, no pude evitar acordarme de ti, de nosotros, y dibujar una sonrisa en mi cara.

11/11/08

Movimiento relativo


Hoy he tenido un día bastante bajonero. No sé por qué, pero me está costando adaptarme un poco al momento en el que me encuentro. Es como si me estuviese moviendo entre barro, mientras la gente a mi alrededor ha encontrado un camino en el que no le es tan difícil avanzar. Parece que mi mundo gira a otra velocidad. Después del frenesí de estos dos años ha decidido ralentizarse, pero tal vez demasiado, y tengo miedo de quedarme demasiado atrás. ¿Miedo? Algo. ¿Tristeza? También. Pero no siempre se puede conservar el optimismo. Hay en ocasiones que decide abandonarte, o que lo dejas escapar, para luego volver a coserlo a tu sombra. Sin embargo o creo que sea de débiles o cobardes admitir la tristeza o el miedo. Al contrario. En mi cabeza resuenan unas frases que de vez en cuando me lo recuerdan:

Es el mejor momento,
reconocer, sentir a veces tanto miedo,
y entender que justamente
ése es el gesto más valiente.

Es el mejor momento,
asumir que toda sabiduría y experiencia
no resisten a veces
la fuerza de algunas corrientes.

Es el mejor momento,
comprender, no poder ganar todas las veces
y entender que ésa es la llave
hacia un camino más amable.

Y aceptar que no todo es tan fácil,
y que no siempre los huesos
aguantan el peso.

Y estas otras, tal vez uno de los mejores regalos que me hayan hecho nunca, por su significado, por la complicidad que representa para mi, por todo lo que quiere decir a pesar de ser una sencilla hoja de papel:

Aunque una y otra vez hayas errado,
también erraron cuantos han vencido;
cuanto más duro el golpe recibido
más honda la lección que habrá dejado.

Tú puedes rescatar, tu sueño hundido
como al bello tesoro más preciado,
así como del barro y sepultado
vuelve el loto a elevarse florecido.

Si el rumbo que una vez has elegido
palpita como un fuego esperanzado,
no dejes que se apague en el olvido.

Luchar, ya es medio triunfo conquistado,
que no importan las veces que has caído,
si después de caer te has levantado

Así es, hay momentos en que debemos reconocer que no siempre vamos a salir victoriosos en lo que nos propongamos. Muchas veces no nos queda otra que remar en el sentido que nos marca la corriente, aunque no sea la que nos guste, aceptarlo. Pero también debemos saber ver que esa aceptación, esa derrota, no tiene que hundirnos, no tiene que hacer que bajemos los brazos. Al contrario. Por muy mal que estemos, tenemos que saber ver el momento en el que tenemos que remar más fuerte para salir de esa corriente por la que nos hemos dejado llevar durante un tiempo, aprender y volver a luchar. Volver a hacer que nuestro mundo gire a una velocidad de vértigo, volver a marearnos de felicidad.

10/11/08

Y al final todo sigue igual...II (o de como también nosotros influimos en los demás)


Así es, hace poco escribía sobre el hecho de que la gente actúe sobre nuestros planes futuros y demás, y que por esto nos desviemos de nuestro plan inicial. También me he dado cuenta de que nosotros a su vez influímos en los caminos de esas personas, cambiando sus intenciones y sus: "¿qué hubiese pasado si....? o ¿hasta donde hubiese llegado si...?". Curioso mundo el de los "y si...", y como un cambio ya de por sí suficientemente grande trae cambios a su vez que ni somos capaces de imaginar que fuesen a producirse.

7/11/08

Y al final todo sigue igual...


Está claro. Por mucho que queramos cambiar algo, siempre va a haber algo que escapa a nuestro control, algo que puede hacer que todo lo que hemos planeado durante mucho tiempo, el camino que hemos pensado que nos gustaría recorrer desaparezca y tengamos que seguir por el mismo.
¿Somos capaces de elegir realmente nuestro camino? ¿Estamos predestinados? Yo siempre he sido de la opinión de que nada está escrito, de que somos nosotros quienes controlamos nuestro futuro, pero es evidente que siempre va a haber fuerzas ajenas a nosotros que harán que nos desviemos de ese camino por el que vamos o por el que vamos a querer ir.
También pienso que esto es lo que añade algo de aliciente a nuestras vidas. En una sociedad en la que actualmente tenemos todo a nuestro alcance, en la que mucha gente consigue las cosas sin esfuerzo, veo totalmente necesario que nos encontremos con dificultades por el camino, que tengamos que luchar por nuestros sueños y nuestro futuro. Seguramente mucha gente será de la opinión de "si yo puedo tener lo que quiero sin esfuerzo, mejor", pero en la sociedad en el mundo en el que vivimos no está mal que nos lo trabajemos un poco.

15/9/08

Adaptación


Es curioso ver lo poco que precisamos realmente. Siempre andamos preocupados de la gente que necesitamos, que si mp3, televisión, móviles, Internet, ropa y más ropa...Y cuando te trasladas de lugar de residencia, realmente ves que necesitas menos de lo que creías, que todas tus pertenencias caben en dos cajas compradas en el chino y en una bolsa, apurando puede que necesitases incluso menos. Es entonces cuando te das cuenta de lo realmente imprescindible: personas que se podrían contar con los dedos de una mano, puede que algo de música y unos cuantos libros. Y algo que me ha parecido curioso, las fotos. Se dice que cuando una persona tiene que abandonar su hogar rápidamente, las primeras pertenencias que pone a salvo (sin contar familia y mascotas si las hay) son las fotografías. Y puedo decir que en parte así es.
De hecho lo último que quite de mi cuarto para comenzar una nueva etapa (a saber donde)fue una fotografía, una sencilla foto en blanco y negro, pero una imagen que me ha ayudado a mantenerme fuerte y que me ha acompañado cada vez que me iba a dormir y me levantaba a la mañana siguiente...

10/9/08

A tu lado...


A tu lado la vida me sienta mejor
cada día que pasa es diferente
un segundo a tu lado es un regalo
eres mi mundo, lo que ocurre alrededor.

A tu lado la vida sale mejor
el tiempo corre pero a mi poco me importa
hoy la brújula vuelve a marcar el norte
me siento bien y no necesito nada.

A tu lado, me quedaré sentado.
A tu lado, sin soltarte de la mano.
A tu lado, yo sobreviviré.
A tu lado, para siempre a tu lado.

A tu lado tengo ganas de vivir
junto a ti estoy como en el cielo
soy un niño que no paro de reir
lo mejor que en la vida me ha pasado.

A tu lado, sea el bueno sea el malo
he encontrado a una mujer, una amante, una amiga
tú me das sin pedirme nada a cambio
tú me das lo que nadie más me ha dado.

A tu lado, sea el bueno sea el malo.
A tu lado, lo mejor que me ha pasado.
A tu lado, un segundo es un regalo.
A tu lado, yo sobreviviré.

8/9/08

Micro-relato


Este es un relato que me he encontrado por ahí. No es mío, pero me ha gustado la sencillez con la que describe cosas que a veces nos agobian y la importancia (o no importancia) que damos a diferentes aspectos de la vida. Disfrutadlo.


Un profesor, delante de sus alumnos de la clase de filosofía, sin decir ni una
palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Después, preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí. El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.
Después, el profesor cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos. El profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime. El profesor, rápidamente añadió dos tazas de café al contenido del bote y, efectivamente, llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían.
Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo: "Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas. Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche... La arena es el resto de las pequeñas cosas"
Continuó diciendo:
"Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Ve con tu pareja a cenar, juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, practica deporte, disfruta con tu afición favorita..."
.. y terminó con:
"Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua. Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto solo es arena".
Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaba el café. El profesor sonrío y le dijo:
"¡Me encanta que me hagas esta pregunta!. El café es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos tazas de café con un amigo." - Anónimo

3/9/08

Mirar al futuro....¿sólo para unos cuantos?


“Debemos mirar al futuro”. Estas han sido las palabras de Mariano Rajoy tras la decisión del juez Baltasar Garzón de hacer un listado con las víctimas de los fusilamientos durante la Guerra Civil. Recuerdo que cuando leí la noticia de lo que iba a hacer Garzón pensé: “Ya verás que poco tardan en salir los del discurso “Se van a reabrir heridas, el pasado es mejor dejarlo quieto...”
Me parece muy bien que se quiera mirar al futuro, toda sociedad debe hacerlo. Pero también es cierto que no se debe olvidar el pasado. Debemos de tenerlo muy presente para no volver a cometer los mismos errores. Es increíble que mucha gente (padres, madres, esposas, hijos...) quiera saber qué ha pasado con sus familiares, suponga “reabrir heridas del pasado”. Me jugaría mi nómina de becario a que esos que hablan de heridas del pasado es porque no tienen a nadie a quien buscar, y que durante la época más triste de España (si, esa en la que mandaba un señor bajito y con bigote), me aventuro a decir que tuvieron una vida bastante tranquila (caso de Mayor Oreja, uno de los que habla de esas heridas).
¿Por qué una persona que ha perdido a un familiar, hija, padre... hace apenas un año tiene toda la legitimidad del mundo para ponerse manos a la obra y tratar de encontrarlo (o al menos saber qué ha pasado), y los que quieran saber que pasó con su gente hace 30, 40 años, los que sean, están moviendo un pasado que está mejor quieto? ¿Acaso no tienen derecho a saberlo? Se habla también de que con la Constitución del 78 se dejó de lado la división que había en España (de nuevo Mariano Rajoy). ¿Por qué se sigue insistiendo en que es mejor cerrar los ojos a lo que tenemos detrás? No podemos permitirnos ese lujo. Evidentemente es una etapa muy dolorosa de nuestra historia. Una lucha entre hermanos, entre amigos de un mismo pueblo o ciudad, gente teniendo que huir a otros países, la posterior dictadura de Franco...Pero aún así no se puede volver la espalda a todos aquellos que se encuentran en una cuneta de una carretera, en un descampado, esperando. Y sobre todo no se puede dar la espalda a todos aquellos que están en su derecho de saber que pasó con su gente.
Muchos de los que están hablando ahora de que se reabren heridas, puede que cambiasen su discurso si alguna persona cercana a ellos se encontrase en una de esas fosas comunes. Seguro.