23/4/09

De cómo la Luna y la Tierra se conocieron


Hace miles, millones de años, la Luna recorría el espacio infinito en busca de alguien que le hiciese compañía. Hasta ahora no había tenido suerte, y es que era demasiado presumida, y necesitaba ser alabada constantemente porque se consideraba demasiado bella. Sin embargo, llegaba un momento en que tenía que partir de donde se encontraba, ya que nadie podía soportar tanta vanidad. Cuando tuvo que marcharse de su último lugar le dieron el siguiente aviso: "Ten cuidado, porque el siguiente planeta que encuentres, será el último que conocerás, así que elígelo bien".
En la inmensidad del espacio, dio con una galaxia que le llamó la atención, ya que contaba con numerosos planetas de los que podría hacerse amiga. Comenzó por uno llamado Plutón, pero lo desechó por ser mucho más pequeño que ella. Decidió dirigirse entonces a los dos más grandes que vio. Saturno la despreció: "Tu belleza no tiene nada que hacer contra mis anillos, son famosos en el universo entero, y no puedes hacer nada por superarlos". Júpiter por su parte, no pudo evitar reírse de ella: "¿No te das cuenta de tu tamaño? Eres tan diminuta que nadie se daría cuenta de que existes a mi lado".
Con su orgullo herido, la Luna encontró un hermoso planeta, color zafiro y esmeralda. "Ese de ahí será mi amigo". La Luna se presentó: "Hola, soy la Luna, ¿quién eres tú?". "Yo soy la Tierra, pero tengo un problema. La gente que vive sobre mi necesita de alguien que le proteja en la noche, al igual que mi amigo Sol lo hace durante el día". "Hagamos una cosa- dijo la Luna-. Yo me quedaré contigo. Vigilaré a tu gente por las noches mostrándome con toda mi belleza y a cambio conseguiré la atención que necesito debido a mi vanidad. Sin embargo, para que mi soberbia no me devore y haga que nuestra amistad termine, ciertos días mostraré mi lado más feo para que de esta manera pueda permanecer a tu lado eternamente".
Y así fue como la Luna y la Tierra se conocieron...