18/2/11

Cosas y sonrisas

¿Por qué deje de escribir? No lo sé. ¿Por qué he vuelto a retomarlo (poco a poco)? Tampoco lo sé. Es de esas cosas que pasan sin más, como tantas suceden en la vida. Y tal como pasan, debes de aceptarlas.
Otras en cambio pasan porque peleas por ellas, porque luchas por conseguirlas. Y, cuando suceden, un algo te invade. Algo parecido al típico tópico de esas "mariposillas en el estómago" cuando tienes enfrente a esa chica que te vuelve loco.
Pues esas mariposillas de nuevo aparecen. Cuando crees que en ocasiones estás perdiendo el tiempo. Cuando crees que lo que haces no va a servir para nada. Cuando, haciendo lo que más te gusta, algo que hace que las horas vuelen porque es tu pasión, crees que se va a esfumar, que todo el empeño y esfuerzo que has puesto van a ser de nuevo unas palmaditas en la espalda, te das cuenta de que por fin, aunque temporalmente, alguien ve lo que otros no supieron ver.
Y no puedes evitar volver a casa con una sonrisa en la cara...


PD: Y con cambios sucediendo, el blog también ha cambiado. Nunca viene mal un lavado de cara. Disfrutadlo.

17/2/11

Buenos días

La mañana empezaba a hacer su aparición. El sol atravesaba las rendijas de la persiana, dibujando figuras por el cuarto. Abrí los ojos y ahí estabas, dormida, en calma, como si el mundo se hubiese parado. Nos habíamos dormido abrazados, tras dejarnos llevar por el frenesí de la noche anterior. Te miré. Respirabas tranquila, plácida. Era imposible que nada perturbase tus sueños. Éste, como tantos otros, era uno de esos momentos en los que me encantaría poder meterme en tu cabeza y saber qué estabas pensando.
Me escurrí de la cama sigilosamente para no despertarte y ya de pie, te volví a mirar. Todo había entrado en una misteriosa conjunción creando una atmósfera mágica. Y es cuando me fije en tu pierna, desnuda, hermosa, a medio cubrir por la sábana. Sin hacer ruido me dirigí a por mi cámara para atrapar ese momento.
- Al menos este momento será mío para siempre- pensé.
Tras esto, volví a meterme en la cama, me abracé a ti, y el sueño comenzó a adueñarse de mi y de mis pensamientos, los que me recordaban que hasta dentro de algún tiempo, esa sería la última mañana en la que amanecería a tu lado.