18/1/09

Hacía frío. Una chaqueta no era suficiente, así que cogí la manta azul y me tapé con ella. En la tele sonaban las notas de un acordeón. Era tarde ya, pero no era el momento de parar la película. Era demasiado bonita como para pararla e irme a dormir. Una sensación de alegría, melancolía... puede que ambas, se apoderaron de mi. Tuve ganas de llorar, no se porqué. No lo hice. Pero esa sensación, la de que una película te remueva por dentro de tal manera, llevarte hasta el punto de que las lágrimas se alojen en tus ojos sin llegar a salir, solo por eso, tenía que verla otra vez...

9/1/09

De estaciones, aeropuertos y demás...


Nos cogemos de la mano. Las escaleras mecánicas subiendo y bajado sin parar. Altavoces sonando. La gente de un lado a otro, y nosotros en medio, como si todo ese caos no fuese con nosotros. Nos abrazamos, unas palabras al oído y un beso. Ojalá fuese el día que llegaste, pero es el día en el que te tienes que ir. Odio las despedidas, ojalá pudiese saltármelas y plantarme en el siguiente "¡Hola! ¿Qué tal te ha ido el viaje?". Pero es inevitable, tengo que pasar por ello. Nos separamos, es hora de que te vayas. Prometo acostumbrarme a las despedidas. Prometo que me veas sonreír como sonrío cuando te veo llegar.