31/1/10

¿Sólo una?

Cines Lys, Valencia, sobre las diez y cinco de la noche. Era sábado y mi plan era ir al cine a ver el nuevo estreno de Clint Eastwood (me decepcionó un poco, hay momentos en que logra conmoverte, pero se queda lejos de Gran Torino o Million Dollar Baby, por lo menos para mí). Volviendo a la taquilla, con el dinero ya preparado, pido mi entrada. "¿Sólo una?" responde la taquillera. "Sí" digo yo. En ese momento no le di vueltas a esa pregunta tan breve como sencilla.

Pero al regresar a casa pasada ya la medianoche, no paré de darle vueltas. ¿Es que una persona no puede ir sola un sábado por la noche al cine? De acuerdo que a veces es mejor ir acompañado de tus amigos, esa persona especial, quien sea. ¿Pero por qué a veces a mucha gente le resulta extraño que hagas según que cosas solo? Como por ejemplo ir a cenar a un restaurante un fin de semana solo. Seguro que a los camareros les extraña esto, y quien lo haga recibirá muchas miradas curiosas e hipótesis sobre porqué está solo un fin de semana por la noche en un restaurante.

La compañía siempre es buena, y necesaria en muchos momentos. Sin embargo, gracias a mi estancia en México, he aprendido a vivir con una jodida compañera de camino llamada soledad. Aunque no la queramos a nuestro lado, aunque hagamos lo posible por evitarlo, muchas veces irá a nuestro lado. Pero gracias a una voz, aprendí a vivir con ella. "El adaptarte a esto te hará más fuerte" decía esa voz. "Aprenderás a conocerte mejor, a conocer tus debilidades y fortalezas" me repetía. Y esa voz, tan lejana y a la vez tan cercana, tenía razón.

Esta semana por ejemplo regresé a Valencia. Ha sido inevitable sentirme desubicado y fuera de lugar tras mi aventura transoceánica. Además, mucha de la gente que es muy necesaria para mi, ya no se encuentra aquí, está lejos. Así que muchas veces la soledad está sentada al lado mío en un banco, viajando conmigo en el metro, cenando conmigo en casa o viendo una película. Sin hacer ruido, sin molestar, pero su presencia no pasa desapercibida. Sin embargo, gracias a esa voz, he aprendido a no dejar que sea una compañía molesta. Tampoco agradable, simplemente aprender a dejar pasar el tiempo cuando esté a mi lado.

PD 1:Hablando de México, poco a poco iré actualizando el blog con un pequeño diario de viaje que hice.

PD 2: Esta semana he vuelto a ver Amélie. Es una de esas películas que nunca dejarán de emocionarme. Tal vez por eso me lo pienso dos veces siempre que voy a verla