5/4/11

El Nevado de Toluca

Hoy ha sido un día muy curioso. He llegado al trabajo como siempre, en el mismo tren, el mismo autobús. Y he tomado mi mocaccino de siempre con la gente de siempre.
Pero entonces, al encender el ordenador y hacer un repaso de la actualidad, mis ojos no han podido evitar fijarse en una noticia. Más concretamente en una foto. Juan Rulfo, el escritor, en el Nevado de Toluca. Y de repente multitud de recuerdos han venido a mi cabeza, en concreto del día en el que mis pies pisaron ese mismo lugar.


Me encanta como las imágenes te traen miles de recuerdos en segundos. Eso mismo me pasa con un olor. Me encanta cuando voy por la calle, el metro...y de repente, un olor que me es familiar, me evoca imágenes, rostros, situaciones que creía olvidadas, y me dejo llevar completamente por él.
Pero volvamos a la foto. En ella, una imagen de los años 50, se ve al escritor mirando hacia el horizonte. En el fondo del valle, las lagunas del Sol y de la Luna.
A orillas de una de las lagunas es donde junto a Jaime, Cris, Jordi y Luci, repusimos fuerzas con unos ricos bocatas después de una intensa caminata para llegar hasta allí . Y tras eso, con la brava "chica checa" (todos nos reíamos al decir esto), me aventuré a subir colina arriba, hacia donde mira Rulfo.
Mi equipación tal vez no era la ideal (unas Converse y vaqueros), sobre todo viendo a Luci y a dos montañeros que descendían. Pero eso no me echó para atrás. Continuamos subiendo, llegando hasta donde empieza la parte más oscura de la montaña situada más a la derecha de la imagen. Recuerdo que las vistas eran impresionantes.
Pero lo que mejor recuerdo es que de repente me vi envuelto por nubes blancas, nubes que parecían de algodón. Aparecieron de la nada y nos rodearon por completo. Donde antes estaba el valle, ahora únicamente había un manto blanco impenetrable. He de decir que por un momento me preocupé pensando que tardaríamos en bajar. Pero de repente, tal y como llegaron, se marcharon.
Pareció que simplemente querían mostrarse, cubrir lo que antes se veía con total claridad durante unos minutos, y proseguir con su camino hacia otros valles y montañas. Pero esos valles y montañas jamás serán tan especiales y bonitos como aquél donde se juntan la Luna y el Sol.


Vistas desde lo alto de la colina.

Justo a los pies de la montaña que mira Rulfo.

Este es la vista, algo más baja, que tenía el escritor.

La laguna de la Luna.