23/11/09

Anónimos

La primera vez que vi la ciudad del DF desde el avión me pareció un monstruo. No alcanzaba a ver sus límites con la vista, y eso que estaba a miles de metros de altura. Una vez que paseé por ella a pie, no podía evitar el sentirme como una hormiga entre sus calles, los coches y la gente. Cuando caminaba por sus entrañas, observaba las caras de la gente y me preguntaba por sus vidas, a qué se dedicarían, si tendrían familia o no
Algo que me llamaba la atención era que no vi nunca a dos personas encontrarse y saludarse, como muchas veces sucede en mi ciudad, Zaragoza. Claro está que las diferencias son abismales, ya que Zaragoza únicamente tiene 800.000 habitantes. Sin embargo, es frecuente ir paseando por el centro de la ciudad y encontrarte a algún conocido. Yo no vi esto en el centro del DF (no quiero decir que no suceda), pero creo que si pasa se debe a una casualidad muy grande. De ahí se debe el nombre de mi proyecto, Anónimos, porque todo el mundo camina sin conocer al que le pasa por al lado, casi rozando su hombro.