10/5/10

La atracción de lo inalcanzable

Camino atravesando edificios sin red. Estiro la mano para hacerles cosquillas a las nubes. Miro hacia abajo. Nada me impide saltar. Respiro profundamente. Una vez. Dos. Tres. Y me lanzo al vacio. Ha llegado el momento de volar, de liberarme de todas las ataduras que siento sobre mí.

Ya son demasiados años bajo la protección de demasiada gente. Quiero ser el dueño de mis propios errores, de sus consecuencias. No tener ningún colchón sobre el que caer. En ocasiones siento que me gustaría romper con todo, agarrar una mochila y salir, ver hasta donde soy capaz de llegar, qué soy capaz de conseguir.

Sueños en Buenos Aires, Nueva York, Santiago, México… Demasiado inalcanzables pero no imposibles. Lo inalcanzable me resulta a la vez tremendamente atractivo.